sábado, 2 de julio de 2011

Se acabó lo que se daba

Entramos una vez más en Colombia, ese país de gente maravillosa que brilla por su amabilidad ("a la orden!"). Tras un día infernal viajando desde Mérida llegamos casi 24 horas después a Santa Marta por error, ya que nuestro destino era otro. Y lo que en un principio iban a ser uno 2-3 días, se convirtieron en casi 3 semanas que me tiré en Santa Marta. Mientras Arkaitz se fue a Ciudad Perdida durante 5 días, yo me quedé conociendo el Parque Nacional Tayrona y otras playas de alrededor. Y entre una cosa y otra me terminé quedando atrapada bajo el sol de Santa Marta, los parseritos del hostal y conociendo algún que otro elemento, haciendo mención especial e indiscutible a Luis y Gabriel (elementos!!! que sois unos elementos papasotes XDDD). La gente que volvía al hostal y me encontraba allá me preguntaba "todavía sigues aquí?" XDDD.


PN Tayrona


PN Tayrona


Quebrada de Valencia


Quebrada de Valencia


Almuerzo rico en el hostal

Y bueno, los días fueron transcurriendo y llegó así la hora de partir rumbo a Cartagena, para ver la ciudad y agarrar el vuelo de vuelta a casa.


Cartagena de Indias

Rápido ha pasado el tiempo, muy rápido. En un abrir y cerrar de ojos me planto en casi 11 meses viajados e innumerables km recorridos (a pié, en bus, en avión, en camión, dormida, de guayabo..), con miles de caras, lindas tonadas, muchas palabras nuevas con las que reir e incluir en el habla y un sin fin de anécdotas e historias...

Me voy con la sensación de haberme dejado muchas muchas cosas sin ver, ya no sólo en sudamérica, sino el resto de centroamérica que de manera inocente creí que llegaría a conocer... pero como siempre, las ideas iniciales no tienen por qué cumplirse, y si he dejado de ver cosas, es porque he disfrutado otras, por lo que me quedo igual de satisfecha. Y ése no es otro motivo más que para decir que algún día, volveré. Porque estas tierras atrapan...
y te hacen querer regresar. Con el cuerpo acá, pero la mente todavía allá, a siete horas menos.

Y no puedo darle fin a este viaje de otra manera, que no sea con una frase que leí en Santa Marta:

Uno se marcha en busca de vivencias, emociones, experiencias. Uno vuelve con mucho más, se va con otra vida




Gracias a todas por haberme seguido, por haberme leído y por haber querido compartir esta experiencia tan chévere, tan copada, tan bacana. Pero sobre todo, gracias sudamérica, me quito el sombrero y... hasta la próxima!

lunes, 13 de junio de 2011

Hasta la vista Venezuela!

Según pasa el tiempo y conocemos más y más este país... nos maravillamos más con todo lo que nos encontramos en el camino...

Dejamos con cierta penita a Conchi en Barquisimeto, agradeciéndole enormemente su hospitalidad y todo lo que conocimos (y comimos) gracias a ella. Pero sobre todo, muy contenta de haberme llevado a Guarico conmigo. Suerte con tu experiencia en Venezuela Conchi, y muchas gracias de nuevo!

Proseguimos nuestro camino rumbo a Mérida, ciudad desde la cual nos acercamos al lago Maracaibo y a Los Llanos. En el lago Maracaibo pudimos ver el relámpago de Catatumbo. Es famoso por ser un fenómeno muy poco común (según nos dijeron, sólo en 3 lugares del mundo), donde se ven relámpagos sin sonido, ni acompañados de tormenta, que suceden más de la mitad del año (más de 180 días). De camino, pasamos por Jají, La azulita y la cueva de los piratas... muy bonitos los paisajes. Y después emprendimos durante casi dos horas por el lago Maracaibo hasta llegar a un poblado de palafitos, donde dormiríamos allá en hamacas, contemplando a los relámpagos del Catatumbo. Gran noche en la que me jodieron el sueño unos malditos borrachos que se pegaron toda la noche escuchando al abominable grupo "Aventura" queriendo ambientarnos a nosotros y al resto de Venezuela.. vamos, como si estuviéramos en un concierto en directo.

De camino por el lago, viendo muchos pájaros y... monos aulladores! qué gracioso su grito, jajaja.


Jají


Cueva de los piratas


Lago Maracaibo


Cagándome en los malditos borrachos


El poblado sobre el lago Maracaibo

Y fue que regresamos a Mérida y sin darnos descanso nos fuimos rumbo a Los Llanos, en busca de animales. Paliza de día para llegar,pero nos vimos recompensados posteriormente. Paseamos en bote por el río viendo delfines, tortugas, un mono aullador (que era difícil verlos), una serpiente, miles de aves e iguanas. La más graciosa del tamaño de un Gran Danés que se intentó suicidar desde un árbol, pero fue tan torpe que cayó encima mía ( intentando partirme el brazo y la pierna con sus 800 kg.) y que la pobré cuando se dio cuenta que estaba atrapada en el bote, salió corriendo tirándose al río XDDD. Tras el paseo en bote, "encontraron" una anaconda, pero nos da que pensar de que aquella anaconda vivía más en cautividad que Copito de Nieve en el zoo de Barcelona... vamos, que nos la jugaron más que a un niño el día de reyes XDDD ("pues hemos tenido suerte de haber visto una anaconda" nos estafaba el guía de la excursión). El amargo sabor de boca sólo nos lo quitó el "safari" que hicimos por la tarde, contemplando caimanes, miles de aves, tortugas, cebúes y millones de capibaras.. todo eso acompañado por un cielo increíble, un precioso paisaje y un atardecer de regalo.








Anaconda


Capibaras


Los Llanos


Otro atardecer de esos que me quita la vida

Todo hay que decir que el primer día fue increíble en su totalidad.. y el segundo, parecía más de relleno, pero bueno. Dimos un paseo a caballo y a la tarde a pescar pirañas, que serían nuestra cena... yo casi pesqué una y ya el resto de la tarde simplemente hice el subnormal viendo cómo mi cebo desaparecía sin rastro alguno de piraña. Y decir que están buenas, pero que no tienen casi carne...


Los Llanos


Intentando pescar..


Tras dos días rodeados de paisajes muy bonitos y muchos animales, volvíamos a Mérida. Y así, tras descansar un día más en la ciudad, nos despedíamos de Venezuela para volver a Colombia otra vez.

Decir que Venezuela me ha gustado mucho, es un país con unos paisajes acojonantes. Con pena nos vamos porque nos dejamos tantas maravillas por ver. Y hacer público que basta ya de tiranizar a Venezuela con su inseguridad y peligrosidad. Cierto es que Caracas es una ciudad muy peligrosa, y que hay delincuencia y pobreza en este país. Simplemente hay que andar con cuidado y dos dedos de frente, como en cualquier parte.


Parece haber un interés general a nivel mundial, por ensuciar la imagen de este país (que todo lo que sucede, evidentemente es por culpa de Chávez "Hay delincuencia... es por culpa de Chávez" "Llueve mucho y hay derrumbes en la carretera.. es por culpa de Chávez" "ChávezChávezChávez"). Hay un interés por querer hacer sentir miedo: cuidado te pueden robar, te pueden matar, tepuedentepuedentepueden... y lo que me queda claro es que a la gente, le encanta sentir miedo... pero lo peor de todo, el miedo que infunde la propia gente que no tiene ni puta idea. La gente que tiene miedo a lo desconocido.. y lo paraliza a uno. Y el miedo es el instrumento más fácil para controlar a la gente.

Yéndonos con pena y diciéndole adiós a uno de los países que más me ha gustado en este viaje.




Chau Venezuela!

Y así sin más, vamos poniendo fin a este largo viaje por este maravilloso continente. Aunque con ganas de volver a casa, seguiremos intentando aprovechar (ahora otra vez cada uno por su cuenta) lo poco que nos queda... otra vez por Colombia, bajo el sol achicharrante de Santa Marta....

jueves, 26 de mayo de 2011

Maravillándome con Venezuela...

Atrás dejamos Chichiriviche con sus playas de agua cristalina y arena blanca. Anunciaban lluvias así que proseguimos hacia Coro, ciudad colonial muy bonita donde nos acercamos a lo médanos, muy bonito.


Coro


Médanos de Coro



Desde Coro nos acercamos también a Curimagua, para hacer una caminata hasta otro pueblo, Cabure, donde vimos un par de cuevas súper bonitas, y nos empapamos de arriba a abajo. Dos cerebros pensantes que en un acto de lucidez deciden pensar "eh! es época de lluvia, anuncian lluvias... por qué no dejamos el chubasquero en la posada?" y tomaaaaaaaaa, premio! caminando por el bosque mientras cae del cielo el diluvio universal. Pero nos reímos viendo cangrejos por el camino ("qué hace un maldito cangrejo enorme en el bosque?") que parecían bailar jotas cada vez que pasábamos alrededor suyo (poniéndose en pié de guerra por si los atacábamos), y conociendo a los locales que nos dejaban resguardarnos en sus casitas.




Momento desolación o "dejará de llover alguna vez?"

Y a la noche proseguimos hacia Barquisimeto. Una vez más nos aventurábamos en ese medio de transporte con temperaturas bajo cero. Por qué ponen el maldito aire acondicionado a -30°, si el calor hace de día??? hay que sacarse media mochila para entrar en calor, y este viaje lo pasé dentro del saco XD

Llegamos a las 4 de la mañana y flipamos con la terminal. Nunca había visto tanto indigente durmiendo en una misma estación (luego nos contaron que era muy chunga esa terminal), y nos metimos en la cafetería a esperar a que nos recogiera Conchi, una amiga de Arkaitz que está de voluntaria en CECOSESOLA, una cooperativa. Barquisimeto no tiene ningún atractivo, salvo que nos ha servido como parada y respiro, para conocer la cooperativa y para acercarnos a Guarico, el pueblito donde nació la ama.


Con respecto a CECOSESOLA, decir que muy interesante ver cómo se organiza esta gente (y desde hace tanto tiempo), que es un trabajo durísimo y que funcionan muy bien. Dentro de todo lo que abarca esta enorme cooperativa (una funeraria, un centro de salud y 3 mercados) hemos colaborado y conocido más uno de los mercados (venta de víveres, frutas y verduras)... hemos trabajado y el primer día tuve agujetas de barrer, me he sentido como el rey XDDDD. También conocimos un par de cooperativas más cerca de la zona... interesante y hace cuestionarte que otras formas son posibles...y que hay mucho que aprender.


Un día en la feria

Y para mí, el plato fuerte de Barquisimeto fue acercarnos a Guarico, el pueblo donde nació mi madre, mi ama. Decir que de entre todas las cosas más emotivas de este viaje, junto a mi reencuetro con Perú y Piura, ha sido conocer Guarico. Llegamos a este pueblo (que ya no es tan pueblo), con un par de fotos de la casa y unas indicaciones para llegar. Preguntando a la gente del lugar nos indicaron (y acompañaron hasta la casa). Y allá conseguimos gracias a un señor, que nos abrieran la casa y nos invitaran a pasar. Pasamos varias horas hablando con Trina y Rodrigo, el matrimonio que ahora vive en la casa donde vivieron los aitonas y la ama hace muchos muchos años. Hablando de Venezuela, del pasado, de cuando volvieron los aitonas y los aitas a Guarico, de cómo fue aquel reencuentro, de Venezuela... de la vida! difícil transmitir lo que sentí allá, intentando pensar cómo vivieron en aquel entonces en esa casita...y que en cierto modo ese espacio lo sentía como mío... como si algo me perteneciera a mí también!


En la entrada


La habitación donde nació mi amatxo


La casita

Arkaitz-Trina-Old-Rodrigo-Conchi

Muchas gracias Trina y Rodrigo por el día, las conversaciones y todo... muchas gracias! con este tipo de personas descubres que queda gente maravillosa por el mundo, dispuestos a abrirte las puertas de sus casa simplemente porque eres un desconocido... y con esta visita me planteo que... qué hubiera sido de la vida si no hubieran vuelto nunca a Vitoria? Guarico os extraña familia!

Y ahorita nos vamos de nuevo para la cooperativa, fin de semana toca currar... y después proseguiremos con la vida de ociosos que llevamos desde hace casi 10 meses... ya llegarán las vacas flacas y los tiempos de laborar mientras, me seguiré rascando la barriga... o los miles de picotazos de estos infernales mosquitos venezolanos....

sábado, 14 de mayo de 2011

Emocionante Venezuela... cónchale!

3 días infernales nos costó llegar a Venezuela, durmiendo en aeropuertos y pasando muchas horas de espera. Llegamos a Caracas, una de las capitales "más peligrosas" del mundo mundial (con la fama que le precede), así que después de que varias personas nos acojonaran sobre Venezuela y su capi, decidimos huir en un bus nocturno hacia Ciudad Bolivar. Desde esta calurosa (y abrasadora) ciudad accedimos al Parque Nacional Canaima, para ver el salto del Ángel (983m).



Salto del Ángel

3 días increíbles rodeados de gente muy simpática y unos paisajes brutales, increíbles tepuys... muy muy bonito el parque. El primer día navegando durante bastantes horas para acceder al salto del Ángel (donde mi culo se rompió gracias al tablón en el que estaba sentada) y dormir en un campamento con hamacas, jajaja. El segundo día, caminata hasta un mirador donde contemplar el salto, que es precioso!!! te podías pasar horas mirándolo.


Salto del Ángel

Y el tercer día, pasando en bote por la laguna Canaima, para acceder al salto sapito, una cascada más pequeña que el Ángel, pero más brutal... pasando por debajo de ella y empapándonos con el agua.. y rodeados de aquel maravilloso paisaje.


Salto sapito


Despidiéndonos de Canaima, tepuy de fondo

Tras quedarnos maravillados con el parque, emprendimos la vuelta en avioneta (de nuevo) hacia Ciudad Bolivar, donde gracias a algún extraño milagro, no eché la pota en el viaje XDDD. Descansamos aquel día en la ciudad del calor, para proseguir al día siguiente temprano hacia Santa Fé, un pueblito auténtico-auténtico en el caribe, donde fuimos prácticamente los únicos extranjeros (pudimos escuchar a gente en la calle diciendo en voz alta sin ningún reparo "mira, un gringo" XDDD). Desde aquí hicimos snorkel por las islas Caracas y Venado, del Parque Nacional Mochima. Agua transparente, mucho coral y peces de muchos colores: peces loro, cirujano, trompeta.. y miles más de nombres desconocidos. Y con un sol que nos abrasó nuestros cuerpos serranos.


En isla Venado, la playa sola para nosotros

Después proseguimos por la costa caribeña, hacia Puerto Colombia. Un pueblito colonial muy pequeñito y ciertamente encantador. Pasamos un día en la playa grande del pueblo, donde pude ver un maldito exhibicionista y todo XDDD playa de palmeras, arena blanca y selva... mmmm. Y otro día fuimos a hacer snorkel a la playa de Valle seco, donde fue como bucear en una maldita pecera, repleta de peces multicolores, mezclándote entre bancos de peces... aaaah! quise morir en el momento... hacía mucho que había algo que no me maravillaba tanto! estaba encantada!!! además la playita la tuvimos prácticamente todo el día sola para nosotros dos. Eso sí, fui devorada por los maldito puri-puri o como los llamen acá. Unos malditos mosquitos minúsculos sacados del infierno, que me dejaron como 120 picotazos (mínimo), los mismos que me impiden dormir a las noches. Los exterminaría a todos sin sentir cargo de conciencia, lo juro.


Puerto Colombia


Listos para hacer snorkel

Con cierta pena abandonamos este pueblito, y proseguimos rumbo a Chichiriviche, para acceder al Parque Nacional Morrocoy... que se resume en aguas transparentes de arena blanca donde morir en paz... junto con una pareja de alemanes, nos acercamos ayer a cayo sombrero... qué maravilla de lugar. Donde sólo sientes paz, tranquilidad y suspiras llena de felicidad pensando "no tengo ninguna responsabilidad".. y sí, reconforta saberlo jajajajaja.


Cayo sombrero


No puede serrrr, qué bonito es cayo sombrero XD


Esto es vida!!!



Estamos disfrutando de Venezuela y ciertamente me resulta emocionante andar trotando por aquí en busca de la historia de los aitonas y la ama. Descubrir que palabras como "pasticho" o "cónchale" que han sido tan normales y del día a día en casa sean venezolanas, y sigan formando hoy parte de lo que vivieron aquí hace tantos años... lo que hace que esta tierra la sienta un poquito mía....


jueves, 28 de abril de 2011

Uruguay-Argentina-Paraguay

Pasamos una fugaz semanica en Uruguay, ese país de los playmobile en esta gran Sudamérica. Gratamente sorprendida con él, aunque con tristeza porque me quedé con ganas de ver un poquito más.

Leí, releí y escuché que Montevideo estaba chévere, así que en mi empeño por verla me acerqué sola, porque Arkaitz prefirió quedarse más días en BS AS, y decidimos separarnos una vez más, pero encontrándonos nuevamente en Uruguay... quién sabía dónde. Montevideo es una ciudad normal y corriente, que le basta (y hasta le sobra) verla en un día. Así que después de pasar sin pena ni gloria por la ciudad, proseguí hacia la costa este, en el atlántico.

Punta del Diablo fue el primer destino. Y según bajé del bus en ese pueblito de pescadores junto al mar, con muchas cabañas desperdigadas por el lugar.. oh! quise morir en el instante. Una paz y tranquilidad me invadieron en el acto, y echando un vistazo al lugar, me puse triste ya sólo con pensar que no disponía más que dos días más para estar en aquel lugar (jajajajaja).


Punta del Diablo

No había mucho para hacer más que pasear por un par de playas, jugar con los cientos de perros amigables que te encontrabas en el camino, y acercarte a unas rocas a vislumbrar el mar. No es mucho pero... por Dios! aquello era puro relax... morí extasiada aquellos días con tanta paz! el primer día lo pasé solica y a la noche apareció Arkaitz de casualidad en el hostel. Y al día siguiente paseamos de nuevo hasta unas rocas, donde vimos a una curiosa perra (bautizada posteriormente como "Choripán") que parecía contemplar el mar, sentada. Te partías el culo mirando lo absurdo de la situación, hasta que vimos que la maldita chucha estaba al loro de unas tortugas que había en el mar... aaaah! qué bonitaaas! lo que no sé es si se las quería comer o simplemente jugar con ellas. Después de que las tortugas decidieran seguir con su vida, Choripán tuvo que aceptar que no tenía mayor sentido seguir contemplando el mar, así que decidió acompañarnos en nuestro día, allá donde fuéramos. Recorrimos durante un par de horas unas dunas y otra playa, con Choripán a nuestros pies.


Arkaitz contándole historias perrunas a Choripán

Jugando con ella cuando no quería amputarte la mano para quitarte el palo... y tristemente, la despedimos cuando se fue la luz y nos metimos al hostel. La pobre Choripán se quedó sentada en la puerta esperándonos, hasta que aceptó que no íbamos a salir al frío del otoño uruguayo. Te llevaremos siempre con nosotros, Choripán!

Abandonamos Punta del Diablo y fuimos rumbo a Cabo Polonio, un pueblito en el que lo curioso del lugar era que no había electricidad.. y lo mejor fue cuando descubrimos que tampoco había agua corriente, jajajajaja. Otro lugar de esos donde perderse una semana para desconectar del mundanal ruido, de la vida acomodada a la que estamos acostumbrados, para dormir en idílicas cabañas (seguro que mi ama le llamaría chabola de mierda, pero era bastante molona, a pesar de todo. Y cuando digo "a pesar de todo", es "a pesar de todo", no sé si me entendéis).


Cabo Polonio

El primer día lo pasamos acercándonos a unas loberas, donde vimos a 0'2 a varios lobos marinos, qué majos todos ellos y qué fiemotes. Bordeamos el faro y paseamos entre unas maravillosas casitas blancas frente al mar, de esas que al verlas dices "Diooooooooos, quiero quedarme en una de esas una semana ya". Maravilloso el lugar. Y el segundo día no tuvimos tan buena suerte, porque llovió toda la mañana y hasta las 16:00 no pudimos salir de la cabaña. Y como necesitábamos salir algo, decidimos recorrer otra playa. Un paseo de otra horita hasta unas rocas, para seguir contemplando las vistas... mmmm. Todo eso acompañados de una maravillosa luna llena, que estaba increíble. Así que dejamos que se fuera el sol, y volvimos recorriendo la playa iluminados por esa luna llena allá donde fueras. Precioso el mar, daban ganas de bañarse, si no fuera por el frío y porque soy una cagueta.Y cada ciertos minutos, nos daba un fogonazo de luz el faro, de los mejores paseos nocturnos que he hecho nunca...


Tortuga en la playita...


Atardecer con la luna llena asomando

Y con mucha pena nos despedimos de Cabo Polonio. Si no hubiera sido porque no teníamos ni un chavo, nos hubiéramos quedado más días.. pero como no teníamos cajero y andábamos apretadicos de dinero, había que irse de allá muy a nuestro pesar. Y proseguimos hasta Colonia del Sacramento, viendo el centro histórico que es muy bonito... y poco más, porque se veía en un pedo.


Colonia del Sacramento

Y ya al día siguiente nos despedíamos de Uruguay, ya que volvíamos a nuestra querida Argentina... cuánto te echábamos de menos! nuestro destino sería Puerto Iguazú, lugar al cual conseguimos llegar tras 24 horas de bus y 15 horas de espera después entre bus y bus, 2 días del tirón así sin más.

Pasamos 5 días en Puerto Iguazú, para poder ver las cataratas. 2 días en el lado argentino y 1 en el brasilero. Me resulta muy difícil describir con palabras lo que han visto mis ojos, pero decir que es una brutalidad muy muy bestia. Podría decir que de los parque nacionales más bonitos que he visto en mi vida. El ruido y el espectáculo visual que ofrecen las cataratas no tiene nombre, te sobrecogen y te dejan sin habla. Era tal la emoción, que para que os hagáis una idea, me desquicié mentalmente por un rato e iba dando saltos y pseudo gritando de la emoción (pero estaba sola con Arkaitz, no os vayáis a pensar.. además creo que me libré y ni si quiera él se dio cuenta).

El primer día en Argentina, nos colamos por la puerta grande sin pagar entrada! dio la casualidad que había una feria de artesanos, y fuimos en el primer bus que nos acercaba a las cataratas para intentar tenerlo al menos un poquito para nosotros solos, o al menos, no invadidos por toda la gente del mundo. Mientras nos acercábamos a la entrada, iban delante los artesanos, y nosotros mientras pasábamos detrás de ellos saludamos a los guardaparques "buenos díaaaaaaaas". Y así sin más, sin darme cuenta... estábamos dentro. Yo flipaba le decía a Arkaitz "no puede ser que nos hayamos colado de manera tan fácil". Y así fue señores! 100 pesitos que nos ahorramos cada uno. Así que el día fue redondo, porque pudimos ver algo en soledad, monos y coatíes incluidos. La única pega, la lluvia.. que después de la primera hora y media secos, nos llovió todo y más. Y como queríamos volver un segundo día para hacer un paseo en barco y pasear por otro sendero, pedimos a unas extranjeras a ver si nos daban su entrada, porque habíamos "perdido" la nuestra y queríamos volver al día siguiente (te hacen un 50% de descuento). Y amablemente les dimos pena y nos las dieron. Así que lo que haber ido nos habría salido por 150 pesos, nos salió por 50... MUAHAHAHAHA.


Garganta del diablo, lado argentino



El segundo día fue espectacular, día despejado sin lluvia. Pero de todas formas, eso no impidió que terminase empapada gracias al paseo en barca que te acercaba bastante a algunas cascadas. Y en una de éstas, nos empapamos de arriba a abajo, braga y sujetador incluido, cómo no! pero increíble el día, porque vimos también muchas cosas en soledad, y con un millón de monos por un sendero!





El tercer y último día fuimos al lado brasilero, y también increíble. Una visión más panorámica de las cataratas, pero igualmente bonito, difícil elegir cuál me ha gustado más. Con un día increíble y con menos gente.







Así que después de quedarnos prendados y despedirnos con mucha pena de las cataratas (costaba dejar de mirar y pensar que te ibas ya para no verlas más), emprendimos rumbo a Paraguay. Hemos estado dos días en Ciudad del este, sin pena ni gloria, salvo que nos acercamos a Presidente Franco (juro que se llamaba así el pueblo) para ver el Salto del río Monday, muy bonito. Y ahora estamos en Asunción...

Paraguay se resume en calor, humedad, conducción anárquica y temeraria (de miedo!), y una pequeña dosis de realismo sudamericano que teníamos olvidado, y que agradezco enormemente antes de ir a Venezuela. Hay olvidarse de sociedades como la chilena o la argentina. Llegaron de nuevo la gente esnifando pegamento en la calle (que no digo que no la haya en Argentina, pero no la vi), la pobreza mucho más visible en la ciudad y ese pequeño desorden y caos que caracteriza ciertamente Latinoamérica... el que te horroriza y te atrae a la vez.

Insisto una vez más en mostrar mi amor hacia Argentina, lo siento! me ha marcado mucho más esta vez este increíble país. Sólo ella tiene la culpa de que tenga el corazón un poquito compungido pensando en que ya me he ido y me alejo enormemente. Pero sobre todo, con una enorme duda que no es otra que la de...

¿Podré vivir sin dulce de leche?

De todas formas, a pesar de la tristeza llevo una gran alegría conmigo encima, ya que parto para Venezuela en 0'2, ese país del que tanto he oído hablar a lo largo de mi vida. Que si Guarico, que si el alacrán que picó a tu aitona en el pié, que si los vecinos italianos... sólo por conocer aquello y por verificar que todo lo escuchado sea simplemente... verdad!