sábado, 26 de marzo de 2011

Devorando km argentinos

El Perito Moreno seguía igual de increíble que siempre. La única diferencia era el atraco a mano armada que había que pagar por ser extranjera, 5 veces más caro que los argentinos (cómo se come eso?!). Aquella brutalidad de la naturaleza seguía tan bonito como lo recordaba, y además nos ofreció tres caídas de paredes del glaciar brutales, con oleaje incluido. Es difícil no quedarse absorta mirándolo, y creo que quien no sienta nada al verlo, o crea que es un trozo de hielo (como nos llegaron a contar que unas personitas lo describieron tal cual)... creo que están muertos por dentro.


Espectacular Perito Moreno

Tras maravillarnos con el glaciar, proseguimos por última vez al país vecino, Chile, para poder disfrutar del Parque Nacional de las Torres del Paine. Por motivos climatológicos, textiles y un largo etc. más, decidí no hacer la ruta w por el parque (4 días-3 noches), pero Arkaitz sí la hizo. Por lo que pasamos juntos el día para llegar hasta el increíble mirador de la Torres (la foto lo dice todo). Qué frescor que hacía allá arriba!


Desde la laguna Amarga, vislumbrando las Torres


Tirititirí

Tras disfrutar el día y quedarnos maravillados con las torretas, nos separamos con la incógnita de cuándo nos reencontraríamos. Al día siguiente cogí un eterno bus de 14 horas hasta Ushuaia, donde el bus pinchó la misma rueda en dos ocasiones, y me hice amiga de Tomimo, una japo muy majeta. Improving my english one more time. Y destrozada llegué otra vez a Ushuaia, 6 años después. Pasear por ella fue recordar mi primera vez por Argentina... aaaaaaay!!!

El hostel donde me hospedé estaba muy bien, con gente muy maja y un desayuno bueno incluido! así pasé 3 días en Ushuaia. Me acerqué con 3 eslovacas y 2 alemanes al Parque Nacional de Tierra del Fuego. Nos hizo muy buen día, poniéndose a llover justo cuando nos íbamos, ja!. Pero qué maravilla de día, 6 horas de caminata que me hicieron recordar los colores que proporcionan los árboles en la estación de otoño, que los tenían tan olvidados. Qué maravilla de amalgama de colores, de bahía, de montañas... de paisaje! disfrutándola prácticamente en soledad, ya que nos levantamos muy muy muy temprano para escaquearnos de pagar la entrada (nos encontramos con el guardaparque que después de hablar con él terminé diciéndole "ya, entonces usted no nos ha visto entrar no?" "") Lo pasamos muy bien, muy majetes todos ellos. Eso sí, hablando todo el día en inglés, a veces bien, otras a lo indio (jefe estar en Gran Cascada...), pero nos comunicábamos!







Y al día siguiente tuve la suerte de poder conocer la laguna esmeralda. Con un argentino (lo describiré como personaje "peculiar", porque no hay una sola palabra que pueda describir a este bicho raro - "ruaro ruaro ruaro", como diría papuchi-) del hostel con coche, nos acercamos hasta el lago escondido y a la laguna esmeralda. La primera ya la conocía, pero la segunda no... y era muy muy muy bonita!


Lago Escondido


Laguna Esmeralda

Y después de una experiencia pseudo traumática con este bicho raro (bueno, las lagunas merecieron haberlo aguantado!), me reencontré con Arcadio en Ushuaia! él hizo morirme de envidia con la ruta W, y yo le hice flipar con mi día con el loco argentino (mi intención como buena amiga era prevenirle de que... no se hiciera amigo de él "Yo no te quiero condicionar, conócelo si quieres pero... " jajajaja). Y así, de nuevo, nos volvíamos a despedir, porque me marchaba al día siguiente tempranísimo hacia Río Gallegos. Otras 12 horas de bus, y 4 paradas en las malditas fronteras Argentinas y Chilenas. Por Dios! la mitad de los sellos de mi pasaporte son de Chile y Argentina, voy a tener que pedir otro pasaporte... jajajaja.

Río Gallegos, ciudad infernal que me sirvió para descansar, ducharme y dormir. Y de nuevo madrugar para hacer dedo, con la intención de ir rumbo a Puerto Madryn. Y tuve más suerte que un tonto, ya que me cogió primero un tipo muy simpático que me llevó durante 2 horas hasta un pueblo, y en ese otro lugar tardé como 10 minutos en ser recogida por Carlos, un camionero muy simpático. Si no fuera porque mi aita no sabe conducir, podría haber sido él... porque me trató como a su hija. Me dio de su comida (debía de pensar que no tenía dinero ni para comer, porque me compró dos enormes alfajores y no hacía más que decirme que comiera, que me invitaba a cenar si tenía hambre, que me comiera todo su embutido, todo su pan. De hecho cuando me marchaba me regaló el resto de magdalenas, otro alfajor... jajajaja), hasta paramos a las 18:00 para tomar un café y magdalenas en el camión (XD). Y así del tirón me casqué 1100 km, 14 horas de viaje. El hacer dedo si sale bien es agotador, pero resulta agradable para charlar... y para hacer sesiones terapeúticas psicológicas a los conductores. 14 horas sirven para escuchar las vidas ajenas en prosa y en verso... muchas gracias Carlitos! muy agradable el viaje, muy bueno el matahambre, las magdalenas, el café solo (que no me gusta) ... "yo para ser feliz quiero un camiónnn"

Feliz de estar en Puerto Madryn antes de lo previsto, me tomé el día con tranquilidad para informarme de lo que podía hacer, y planear ir a ver a las orcas. Y por muy difícil que pareciera conseguir verlas, ya que no estaba garantizado el avistaje, pude contemplar durante una hora cómo 4 orcas merodeaban la orilla de la playa, mientras los lobos marinos yacían plácidamente sus cuerpitos al sol, desprevenidos de la presencia de sus depredadores. Como en un documental del National Geographic (un poquito de imaginación, hombre!!!) . Nos dijeron que tuvimos mucha suerte, ya que normalmente no se las veía durante tanto rato seguido...


Orcas merodeando


Mírales qué majas, acercándose a los lobos marinos...

También pude ver a una pequeña colonia de pingüinos magallánicos, muy majicos todos ellos, fiemando al sol, sin inmutarse frente a nuestra presencia...


Esos cuerpos serranos de los lobos marinos


"Qué asgutico se está al sol"


Así, feliz, emprendía de nuevo mi marcha hacia el norte. Una vez más me puse en la carretera a ver si alguna alma caritativa me llevaba... y encontré a otro camionero que me acercó hasta Santa Rosa, desde donde pude coger un bus a Córdoba. El día fue destroy total: 10 horas en camión, 3 de espera en la terminal de buses y 8 en el bus hasta Córdoba. El día de hoy no ha sido más que para comer y echar una siesta reconstituyente de esas que hacen historia (y de las que te levantas albardada perdida). Mañana de visita a un par de lugares cercanos a la ciudad y... a ver qué más me depara esta ciudad!


Y mientras espero el reencuentro con Arcadio en Buenos Aires de nuevo, tengo que confesar que... lo echo de menos un poquito (pero como él no leerá esto nunca, mi orgullo quedará intacto por el resto de mi vida, jajajaja). Nos vemos pronto en Buenos Aires Arcadio para una buena joda!!!! lo sabes!

sábado, 12 de marzo de 2011

De paseo por la patagonia

"Venga a Bariloche y todo su dinero derroche" . De este modo bauticé a esta ciudad con la que volvíamos a entrar nuevamente a Argentina. Ciudad sin mucho que ver, con unos precios escandalosos para todo, pero con unos alrededores muy bonitos. Junto al Parque Nacional Nahuel Huapi, por el cual hicimos una excursión en bici de unos 33km, si mal no recuerdo, bordeando lagos y paisajes muy bonitos.


Lago Nahuel Huapi

Bariloche tenía muchas cosas por ver, pero el coste de las excursiones hacía que te decantaras por bien pocas y decidieras huir del lugar. Así que acertadamente decidimos ir a ver el cerro Tronador, al cual se llega por un paseíto entre un bosque. Mientras hablábamos de relativismo (en ocasiones nos da por conversaciones filosóficas) nos cerró la boca de un tortazo la vista que nos encontramos así de golpe. Una enorme pared sobre la cual reposaba el glaciar del cerro Tronador, cuyo nombre le viene del sonido que sale del glaciar cada vez que éste se enfada. Tuvimos la suerte de oirlo tronar (o rugir.. la cosa es que el cielo parecía que se iba a caer sobre nosotros) en 3 ocasiones, y ver 2 desprendimientos, con las sucesivas hostias de los hielos sobre la pared... increíble.


Cerro Tronador

Con unos argentinos que Arkaitz conoció, subimos by the face (and by car) hacia San Martín de los Andes, con intención de acceder al Parque Nacional Lanín, y ver de paso los "7 lagos" que hay de camino. El tiro nos salió por la culata. El acceso al parque, al ser ya casi temporada baja no era sencillo por escasez de transporte, así que decidimos sobre la marcha hacer noche sin más en ese pueblo tan prefabricado, turísticamente hablando, y probar a hacer dedo al día siguiente temprano, con el ambicioso objetivo de llegar a Esquel (como a 500 km). Hicimos dos horas dedo sin pena ni gloria, hasta que a una pareja chilena les dimos pena y decidieron cargarnos en el maletero de su pick up. Felices que nos acercaban hasta Bariloche, pasamos el día con ellos (y ya cuando comprobaron que éramos buena gente, nos pasaron al asiento delantero XD)

Tras hablar de la vida, de los modismos chilenos, del amor que profesaban a Pinochet y descubrir que los mapuches, son también personas (XDDDD) (bueno, era gente maja igualmente, jajaja), nos dejaron en la carretera en Bariloche, para seguir haciendo dedo hasta Esquel. Aquí ya no tuvimos suerte.. dos horas y no paraba nadie, hasta que milagrosamente pasó un bus que iba rumbo a Esquel.. así que levantamos la mano, pararon, pagamos y nos llevaron.

Y tras un duro día de viaje, llegamos de noche a Esquel. Pasamos un día de tranqui en ese pueblo que no tenía nada, y después emprendimos rumbo al Parque Nacional los Alerces. Acampando gratis en un camping (con baño pero sin ducha), a menos de 5 minutos del lago Futalaufquen, donde podías bañarte a una temperatura agradable y con unas vistas maravillosas. Ahí hicimos varias excursiones: al cerro Dedal, a los lagos Verde y Menéndez (donde pasamos el día con Fernanda, una argentina simpatiquísima)y al Arroyo cascada. Días tranquilos, en sintonía con la naturaleza.


Cerro el Dedal, lago Futalaufquen. PN los Alerces


PN los Alerces


Más de los Alerces

Y tras pasar volando los 3 días, llegó la hora de tomar el terrorífico bus a "El Chaltén", a unos 1100 km de distancia y con 24 horas de trayecto por la Ruta 40, así sin más. Decir que no fueron tan sufridas, ya que más de la mitad del viaje la pasé dormida en dos asientos... así que sólo fueron pocas horas de dura agonía.

Emocionada que estaba por llegar al Chaltén y sentir la pura esencia patagónica, bajamos del bus a las 00:30, con frío y lluvia. Mierda. Conseguimos un alojamiento (yo por mis santos ovarios que dormía esa noche en colchón) y al día siguiente lo tomaríamos de tranqui y pensar cómo nos lo montábamos en aquel lugar. El día amaneció gris feo, lluvioso y con un frío que sólo desaparecía cuando llevaba todas las prendas de ropa existentes en mi mochila (camiseta manga corta, manga larga, chaqueta, jersey, forro polar y chubasquero, eaaa). Día de mierda mierdísima, donde del cielo sólo veías las gotas y unas nubes grises. Pero lo pasamos bien con la gente del hostal. No te podías permitir el lujo de ir a tomar ni un chocolate caliente porque el pueblo era jodidamente caro (y eran dos malditas calles, no te daba ni para pasear).

La previsión meteorológica era que "mejorará el jueves algo. No creo que llueva. Lloverá por la mañana pero a la tarde bueno. Mañana hará un día de mierda, para qué te voy a mentir. Mañana jueves mejora, y el viernes mucho mejor". Así que después de las múltiples opiniones que nos dieron sobre el tiempo, decidimos el jueves ir al Cerro Torre con peor tiempo, y el viernes al Fitz Roy. Y bien, el jueves amaneció feo gris, pero percibías los rayos del sol! hasta trocitos de cielo azul en el cielo. Así que nos calzamos las zapatillas y vestidos, emprendíamos la marcha con la esperanza en la mochila metida. Pero visto el tiempo, la esperanza se piró por patas diciendo "aquí os quedáis pringaos". No nos llovió prácticamente nada en el camino (una excursión bastante tranquila de 3 horas de ida), pero el cerro Torre estaba tras unas nubes grises, que terminaron dando al lugar una similitud a Mordor. No obstante, nos maravillamos con el glaciar del Torre y la laguna Torre con sus pequeños icebergs. Paseamos un ratico por los alrededores, con la esperanza de que despejara algo. Ilusos. Lo único que cambió fue el viento, que pasó a huracanado en cuestión de minutos. Os juro que pensaba que me iba a mandar a tomar por el orrrrrto.



Tras las nubes, el cerro Torre se encontraba...

Mientras me agachaba por el suelo para no salir despedida en una de las ventoleras me preguntaba "y si salto al aire, me llevará hasta el Chaltén?", os juro que en la vida había sentido nunca antes esa potencia en el viento. Cabizbajos nos volvimos al Chaltén de nuevo. Lo pasamos bien, una paseíto agradable, pero no conseguimos ver al cerro Torre. Lo que nos dejaba como esperanza el día de mañana. Como mejoraba, pensamos en que si hacía el suficiente buen día, iríamos primero al Fitz Roy y volveríamos al cerro Torre para verlo sí o sí.

Y al día siguiente amaneció un día espectacular-espectacular. Así que la esperanza se metió solita en la mochila contenta diciéndome "venga, arréa que esos dos nos esperan". Emprendimos contentos rumbo al Fitz Roy. Visualizábamos su silueta tras una ligera nube blanca, pero se veía. En el camino conocimos a Alicia y a Maite, dos vascas más majas que la hostia (XD) con las que terminamos pasando el día. Decir que de lo mejor que nos pasó en la ascensión fue habernos encontrado así sin más, de golpe a Iwona y Piotrek, nuestros queridísimos polacos! otra vez la vida hacía posible volvernos a encontrar, si ya lo sabía yo!

Y tras la emoción del reencuentro, llegamos. No tengo palabras para describir lo que fue la llegada al Fitz Roy. Una pendiente pedregosa de una hora era lo que nos faltaba, y ya perdimos la vista del Fitz Roy. Y de repente, se iban viendo las cimas.. hasta que así sin más, el cerro te fulmina las retinas diciéndote de manera imponente "aquí estoy". Y mientras se te abre lentamente la boca, no te ha dado tiempo para darte cuenta de que te acabas de cagar encima. Bestial, brutal, maravilloso. El Fitz Roy es una mole que te deja sin palabras, a la cual no puedes dejar de mirar, hipnotizada por su belleza. Almorzamos allá los 4 frente al Fitz y a la laguna 3. Y cada vez que lo contemplabas, te quedas absorta por esa maravilla del mundo.


Primer encuentro con el señor Fitz Roy


Sin palabras...

El día seguía bueno y como nos quedaba una caminata maja hasta el cerro Torre, decidimos ponernos las pilas y abandonar aquel maravilloso lugar, para ir en busca de otro. Era el día! caminamos 3 horas más hasta llegar de nuevo al sendero que ya habíamos conocido el día anterior. Y ya según miramos en la dirección correcta se vislumbraba orgulloso el cerro Torre, dejándonos disfrutar de su belleza. Caminamos hacia él, viendo cada vez como aumentaba en tamaño según nos íbamos acercando. Y por fin llegamos a la laguna Torre, donde en la práctica soledad disfrutamos del Torre para nosotros. Precioso.


Por fin con el cerro Torre

Y como ya estábamos apurándole mucho a las horas de sol, con penita decidimos volver al Chaltén. A cada rato volvía a girar la cabeza para contemplar toda aquella bestialidad. Hasta que definitivamente, tuvimos que despedirnos del Torre y del Fitz. El día había sido duro, muy duro. 12 horas en total, y aproximadamente 10 de caminata. Pero lo volvería a repetir para contemplar todo aquello sin duda...

Molidos regresamos al hostal, donde volvimos a encontrar a nuestros polacos del corazón, con los que volvimos a ponernos al día con nuestras vidas, nuestros viajes, comida y risas. Y ya a las 12 de la noche todos muertos decidíamos volver a sobar. Yo estaba más muerta que viva, y al día siguiente nos levantábamos temprano para ir hacia el Calafate. Decidimos hacer dedo para evitar pagar el pasaje... y como tenemos más suerte que un tonto, en 5 minutos nos levantaron dos ingleses que llevaban coche y nos trajeron hasta el Calafate. Y aquí andamos. Reencontrándonos de nuevo con Polonia y mañana ir rumbo al Perito Moreno, otra vez más.

Maravillada con estas tierras que te dejan sin palabras y hacen que te entren ganas de llorar de ver tanta cosa bonita...