sábado, 2 de julio de 2011

Se acabó lo que se daba

Entramos una vez más en Colombia, ese país de gente maravillosa que brilla por su amabilidad ("a la orden!"). Tras un día infernal viajando desde Mérida llegamos casi 24 horas después a Santa Marta por error, ya que nuestro destino era otro. Y lo que en un principio iban a ser uno 2-3 días, se convirtieron en casi 3 semanas que me tiré en Santa Marta. Mientras Arkaitz se fue a Ciudad Perdida durante 5 días, yo me quedé conociendo el Parque Nacional Tayrona y otras playas de alrededor. Y entre una cosa y otra me terminé quedando atrapada bajo el sol de Santa Marta, los parseritos del hostal y conociendo algún que otro elemento, haciendo mención especial e indiscutible a Luis y Gabriel (elementos!!! que sois unos elementos papasotes XDDD). La gente que volvía al hostal y me encontraba allá me preguntaba "todavía sigues aquí?" XDDD.


PN Tayrona


PN Tayrona


Quebrada de Valencia


Quebrada de Valencia


Almuerzo rico en el hostal

Y bueno, los días fueron transcurriendo y llegó así la hora de partir rumbo a Cartagena, para ver la ciudad y agarrar el vuelo de vuelta a casa.


Cartagena de Indias

Rápido ha pasado el tiempo, muy rápido. En un abrir y cerrar de ojos me planto en casi 11 meses viajados e innumerables km recorridos (a pié, en bus, en avión, en camión, dormida, de guayabo..), con miles de caras, lindas tonadas, muchas palabras nuevas con las que reir e incluir en el habla y un sin fin de anécdotas e historias...

Me voy con la sensación de haberme dejado muchas muchas cosas sin ver, ya no sólo en sudamérica, sino el resto de centroamérica que de manera inocente creí que llegaría a conocer... pero como siempre, las ideas iniciales no tienen por qué cumplirse, y si he dejado de ver cosas, es porque he disfrutado otras, por lo que me quedo igual de satisfecha. Y ése no es otro motivo más que para decir que algún día, volveré. Porque estas tierras atrapan...
y te hacen querer regresar. Con el cuerpo acá, pero la mente todavía allá, a siete horas menos.

Y no puedo darle fin a este viaje de otra manera, que no sea con una frase que leí en Santa Marta:

Uno se marcha en busca de vivencias, emociones, experiencias. Uno vuelve con mucho más, se va con otra vida




Gracias a todas por haberme seguido, por haberme leído y por haber querido compartir esta experiencia tan chévere, tan copada, tan bacana. Pero sobre todo, gracias sudamérica, me quito el sombrero y... hasta la próxima!